martes, 27 de octubre de 2009

Cartas de París

Depuis qu’Otar est parti

5 comentarios:

  1. El valor de las palabras...

    Sólo por ellas se hace presente un hijo ausente y luego muerto.
    Palabras que luchan contra el silencio que inmoviliza.
    Palabras que prolongan la vida más allá de la muerte.
    Palabras que se escapan de los libros para recordar un pasado importante.
    Palabras que nos muestran en las historias que creamos y nos contienen.
    Amor, dolor frente a la pérdida, generosidad con las plabras y los silencios.

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  2. Es una película muy interesante que demuestra los valores que hay en una familia… La unión, el amor, la tolerancia, el respeto… La manera en que intentaron ocultar la desaparición física de Otar, y la fortaleza de la abuela para marchar, aún en contra de sus problemas corporales, para "ver" a su hijo antes de morir.

    La imagen final en la que se separan la madre y la hija por primera vez, puede llevarnos a las palabras de la abuela cuando fundamentaba la mentira de que Otar estaba vivo: “siempre le gustó… quizás por eso se fue sin despedirse”.

    Me encantan los finales abiertos, sólo espero que la historia no vuelva a repetirse y que puedan vivir “felices por siempre”, donde haya problemas, pero que sean superados en familia, como lo hicieron y demostraron, tal como en un cuento de hadas.

    Marcos

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  3. Film dramático, en el que la mentira funciona como un acto de amor.

    Magalí

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  4. Un plan piadoso pero insuficiente:

    Las palabras de las cartas no alcanzan para suplir la ausencia, al igual que en el cuento de Cortázar “La salud de los enfermos”.
    La madre necesita oírlas, escuchar la voz en el teléfono…

    Imposible, porque el hijo ha muerto.

    Una película simple, íntima y profunda sobre las relaciones humanas.

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  5. ¿Cómo enfrentar las tragedias familiares?

    ¿Cómo comunicar las pérdidas de los seres queridos?

    Tal vez mentir sea la respuesta. Pero ¡qué difícil es sobrellevar la situación!

    Esta película nos recuerda el cuento “La salud de los enfermos” de Julio Cortázar.

    Evelín

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